Berlín Cabaret (y III). El final de una época irrepetible

CAP_III

Canciones como las que cerraban la entrada anterior sobre la música de cabaret en el Berlín de entreguerras irritaban a los nacionalsocialistas y, obviamente, no podían tolerarlas. Su hostil actitud hacia lo que lo que denominarían, nada más llegar al poder, Entartete Musik (música degenerada), fue in crescendo a medida que se sentían más fuertes al contar con mayor apoyo social. Así, cuando en marzo de 1930 se estrenó en Leipzig la obra de Weill y Brecht Aufstieg und Fall der Stadt Mahagonny (Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny). Simpatizantes del NSDAP (Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán), el partido nazi, boicotearon el estreno y a duras penas se consiguió finalizar la representación.

La situación se complicaba por momentos y la agresividad nazi era cada vez más activa y más real. No es de extrañar que Friedrich Hollaender compusiera nada más comenzar la década de 1930 un tema como Eine kleine sehnsucht (Un poco de nostalgia). “Todo el mundo necesita un poco de nostalgia para ser feliz. / Un poco de nostalgia, un pequeño pedazo de sol. / Un anhelo un día gris; / un deseo, ¡no importa qué! / Un poco de nostalgia, un sueño fugaz, /un anhelo que nunca se satisface”. Escuchémoslo por la cantante y actriz alemana Anna Müllerleile en Oberursel (Alemania), en enero de 2011.

La vida, a pesar de todo, seguía. Berlín continuaba soñando por la noche. Por el día, sin embargo, era otra cosa. La sociedad se volvía cada vez más intolerante. La crisis golpeaba duramente y cada vez eran más quienes veían como única solución el establecimiento de un poder fuerte que restaurara la grandeza y el honor alemanes. Das Nachtgespenst (El coco, o El fantasma de la noche) es otro tema de Hollaender de 1930 cantado originalmente por Kurt Gerron, de origen judío, uno de los artistas más reputados del Berlín de entreguerras que murió en Auschwitz en 1944 en la cámara de gas, nada más llegar. La versión del vídeo que figura bajo estas líneas corre a cargo de Max Raabe y pertenece al documental Kurt Gerron’s Karussell (1999).

Kitsch Tango, canción de 1932 del prolífico y siempre sugerente Hollaender, es otro popular tema de la música de cabaret berlinesa de principios de los treinta. La escuchamos en una grabación de 1933 de Curt Bois (1901-1991), actor de éxito alemán que actuó en teatro, cabaret, musicales y cine y se exilió, el mismo 1933, a Estados Unidos, donde prosiguió su carrera e intervino en algún film mítico como Casablanca (1942).

Sex Appeal, tema también Hollaender, de 1930, con letra de Marcellus Schiffer, es una parodia sobre el erotismo que todo lo invadía y supuso uno de los grandes éxitos de Margo Lion, mujer delgada, pelo a lo garçon, liso y negro, afilada nariz, boca de piñón y grandes ojos, que pasaba por ser el súmmum de la modernidad. Interpretaba temas que componía su marido, Marcellus Schiffer, aceradas críticas al comportamiento de los berlineses que eran recibidas con alborozo, y con Marlene Dietrich cantaba las excelencias de un trío amoroso. Escuchamos a Margo Lion en este vídeo con imágenes suyas.

El cabaret berlinés ElDorado a finales de 1932 (izquierda) y en febrero-marzo de 1933 (derecha). / Bundesarchiv
El cabaret berlinés ElDorado a finales de 1932 (izquierda) y en febrero-marzo de 1933 (derecha). / Bundesarchiv

Pero el nazismo seguía su imparable ascenso, que la mayoría de la sociedad alemana celebraba complaciente. Como dijo en un sermón el pastor luterano alemán Martin Niemöller en 1946, “Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista. Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista. Cuando vinieron a llevarse a los judíos, no protesté, porque yo no era judío. Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar”. La situación en Berlín, y en Alemania en general, era cada vez más amenazante y peligrosa para quienes no comulgaban con el credo nacionalsocialista y para quienes los nazis consideraran que no podían ser depositarios de los elevados valores de la raza aria, como los homosexuales, los comunistas y los judíos. Estos últimos terminaron por convertirse en tristes protagonistas de su exacerbado odio hacia quienes consideraban verdugos de la patria. An allem sind die Juden schuld (Los judíos tienen la culpa de todo) es una canción que compuso Friedrich Hollaender en 1931 tomando la melodía de la popular habanera de la ópera de Bizet Carmen. “De todo tienen la culpa los judíos. / Los judíos tienen la culpa de todo”. La escuchamos en versión de la cantante alemana de cabaret y actriz Annemarie Hase (1900-1971) ─judía, fundadora de la Liga Cultural Judía en 1933, que se exilio a Inglaterra en 1936 y regresó a Berlín, su ciudad natal, en 1947─ en un vídeo que elaboramos en su día para Música de Comedia y Cabaret.

Terminamos con dos temas ya con el nacionalsocialismo en el poder, Mein kleiner grüner Kaktus (1934, Mi pequeño cactus verde), de Comedian Harmonists, grupo musical activo entre 1928 y 1934, uno de los de mayor éxito en la Europa anterior a la Segunda Guerra Mundial que combinaba las voces a la perfección. Se dividió cuando se consolidó el nacionalsocialismo en el poder y ya nunca gozó de la fama anterior. La versión corresponde a Max Raabe & Das Palastorchester (2006).

El segundo tema es un nostálgico tango. Hablando de nostalgia empezamos y con ella terminamos. De explicito título, Ty nie jesteś winna (Tú no eres culpable), fue compuesto en 1933 por Artur Gold (1897-1943), violinista, compositor y director de orquesta, que estaba en la cima de su carrera cuando los nazis invadieron Polonia. Fue detenido –era judío– y asesinado en Treblinka durante las últimas semanas del campo (noviembre de 1943). Escuchamos la versión que del mismo grabó en 1934 Stefan Witas y su Orquesta.

Que pasen un buen día.


6 respuestas a “Berlín Cabaret (y III). El final de una época irrepetible

  1. MAGNIFICO!!!… gracias Manuel por estos interesantes documentos. Seria estupendo si dedicaras uno a los magníficos Comedian Harmonists y a Zarah Leander.

    1. Gracias, Tito, De Zarah Leander comenté algo en la entrada «Las favoritas de los nazis», aunque poco. Lo de Comedian Harmonists la verdad es que no estaría mal, aunque sobre ellos tengo muy poca información. Afectuosos saludos.

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