Jacques Brel

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Nacido en Bruselas en 1928, sus inquietudes artísticas le llevaron a París recién cumplidos los veinticuatro años de edad. Para entonces, ya había hecho sus pinitos en la capital belga actuando en varios cabarets. Pero Brel sabía que, a pesar de ello, difícilmente encontraría otro camino que no fuera el que conducía a la fábrica de cartones de su padre. Ese futuro no era para él, decidió. Así que dejó todo –familia incluida (su mujer y sus hijas se reunirían más tarde con él)– y marchó a París con veinticuatro años. Allí empezó un peregrinaje por los cabarets de la rive gauche parisiense.

Jacques_Brel_1963
Jacques Brel en 1963

Su desgalichado aspecto y las letras de sus canciones de protesta contra la burguesía, los militares y la educación tradicional, no le facilitaron demasiado las cosas al principio. Pero hizo caso a Georges Brassens y no se desanimó. ‘Tus canciones son excelentes. Continúa’, le dijo. “A partir de ahí –nos cuenta Miquel Jurado en su artículo ‘Jacques Brel, de pie’ (El País, 11 de octubre de 2003)–, las cosas no sucedieron como en los cuentos de hadas (Brel no creía en las hadas), pero hubo un hado llamado Jacques Canetti (descubridor y defensor, entre otros, de Brassens, Vian, Regianni…) que [decidió] presentarlo en su propio cabaret: Les Trois Baudets. Canetti, incluso, promovió sus primeras grabaciones serias, pero la aceptación no llegó de la noche a la mañana. Hasta 1957, el hambre llevaba ahora apellido parisiense, pero en ese año la valía de Brel y la tozudez de Canetti se vieron compensadas cuando su segundo 25 centímetros (viejo formato a medio camino entre el single y el elepé) recibió el premio de la academia Charles Cros (el mayor galardón discográfico francés). Con ese trampolín, el disco vendió casi 40.000 ejemplares y le abrió las puertas del Olympia parisiense, mítica sala con la que entablaría una larga y productiva relación amorosa”.

Jacques Brel en el Olympia de París (1966)
Jacques Brel en el Olympia de París (1966)

El éxito ya no le abandona desde entonces. En 1958 La Valse a mille temps supera el medio millón de ventas y Ne me quitte pas resquebraja los cimientos de la chanson hasta el punto de que Edith Piaf llegó a decir que “un hombre no debería cantar esas cosas”. Vamos con estas dos míticas canciones –composiciones suyas (cuando la música es de otro lo indicaremos)– en sendas actuaciones de Brel para televisión de 1961.

Fotografía para la portada del álbum de Jacques Brel “Ces gens là” (1966)
Fotografía para la portada del álbum de Jacques Brel “Ces gens là” (1966)

Entre 1960 y 1966 Brel vive a ritmo frenético, casi enloquecido. Su fama va in crescendo a medida que canta y graba nuevas canciones. Las giras se suceden, apenas tiene tiempo para nada, ni siquiera para su mayor afición: componer. Temas como Le moribond (1961) Les bourgeois (1962; música de Jean Corti), Le plat pays (1962), Les vieux (1964), Amsterdam (1964) o La chanson des vieux amants (1967) son algunos de sus éxitos más sonados. Citamos estas –entre otras muchas canciones más– por ser las que incluimos acto seguido en diversas actuaciones de Brel para televisión y en el Olympia (excepto la última, que escuchamos en la grabación original). Vamos con ellas.

La necesidad de tiempo para escribir hizo que Brel dejara los escenarios tras un último concierto en un pequeño cine de Roubaix en mayo de 1967. Quiere descubrir nuevos horizontes, quiere estar consigo mismo, crear. La prensa habla de una posible enfermedad. Él marcha a las islas Marquesas, en pleno océano Pacífico, emulando a su admirado Paul Gauguin. Aun así, en 1977 sale un nuevo disco suyo del que se venden más de un millón de ejemplares. Brel sigue en las islas Marquesas. Los rumores sobre su estado de salud se suceden. Todo el mundo sabe que Brel sufre de un terrible cáncer pulmonar. El 9 de octubre de 1978 su vida se extingue y es enterrado, por expreso deseo suyo, en el bello paisaje de la Polinesia francesa.

Que tengan un buen día.


8 respuestas a “Jacques Brel

  1. Me ha emocionado escuchar estas canciones de mi cantante favorito, que oigo con frecuencia. Pero ver a Brel tan joven, tan apasionado y tan poeta te hace casi llorar. Gracias por empezar el domingo con esta maravilla que llega al corazón. ❤️

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